FRAY MAMERTO ESQUIÚ
El acto central fue su tierra natal, San José de Piedra Blanca, mientras que miles de fieles lo pudieron seguir a través de los medios y de forma presencial en el Kartódromo de Payahuaico.
Ayer, el humilde fraile franciscano y obispo Mamerto Esquiú fue beatificado en una ceremonia realizada en su Piedra Blanca natal, en el departamento catamarqueño que lleva su nombre. La fiesta comenzó a las 8.30 con la animación que se transmitió por emisoras radiales, redes sociales, canales de televisión de Catamarca -después se sumarían canales nacionales- y medios de comunicación digitales argentinos y de otros países, los que paulatinamente fueron sumando seguidores hasta llegar a miles.

Mientras tanto iban llegando al Campus de Beatificación autoridades civiles, sacerdotes, religiosos y laicos -entre ellos, descendientes de los hermanos de Fray Mamerto- especialmente invitados para esta ceremonia que, por razones sanitarias, no pudo ser multitudinaria. Con un entorno natural de extraordinaria belleza, en un día luminoso con el sol a pleno, la fachada del templo de San José lucía radiante. El espacio estaba engalanado con un gran altar en altura.

Pasadas las 9.30 llegó Emma Pacheco Paz, la niña de Tucumán en la que Dios obró un milagro por intercesión de Fray Mamerto. Minutos antes de las 10.00 hizo su entrada la imagen de la Virgen del Valle, portada por el rector de la Catedral Basílica, Pbro. Gustavo Flores, para presidir esta celebración. Seguidamente, comenzó la Santa Misa de Beatificación, presidida por el Legado Papal, el cardenal Luis Héctor Villalba, y concelebrada por una treintena de Obispos, y más de cien sacerdotes de Catamarca y otras diócesis. Participaron, el gobernador de la provincia, Lic. Raúl Jalil; el secretario de Culto de la Nación, Guillermo Rodolfo Oliveri; el director nacional de Culto Católico, Dr. Luis Saguier Fonrouge; y otras autoridades nacionales, provinciales y municipales.

La Televisión Pública Nacional, el Canal Orbe 21 y amplia red de medios de comunicación y redes sociales se sumaron a la transmisión, que se emitió con lengua de señas para la mejor participación de los hermanos hipoacúsicos.
Después de las oraciones iniciales, el Obispo de Catamarca, Mons. Luis Urbanc, pidió al Papa Francisco, por intermedio de su Legado, que inscriba “en el número de los beatos al Venerable Siervo de Dios, Fray Mamerto de la Ascensión Esquiú y Medina, hijo de esta tierra de Catamarca, hijo de San Francisco de Asís de la Orden de los Frailes Menores y Obispo de Córdoba”. A continuación, el vicepostulador de la Causa, Fray Marcelo Méndez, leyó una biografía breve del ilustre fraile.

 

Momento cúlmine
El cardenal Luis Héctor Villalba, Arzobispo Emérito de la Arquidiócesis de Tucumán, dio lectura a la Carta Apostólica en la que Su Santidad inscribe en el Libro de los Beatos al Venerable Siervo de Dios, Fray Mamerto de la Ascensión Esquiú y Medina. Lo hizo en latín, y luego Fray Andrada, en español: “Nos, acogiendo el deseo de nuestros hermanos Carlos José Ñáñez, Arzobispo de Córdoba, y Luis Urbanc, Obispo de Catamarca, así como de muchos otros hermanos en el Episcopado y de muchos fieles, después de haber recibido el parecer de la Congregación de la Causa de los Santos, con nuestra autoridad apostólica concedemos que el Venerable Siervo de Dios, Mamerto Esquiú, de la Orden de los Frailes Menores, Obispo de Córdoba, promotor del bien común, pastor sedante y fiel anunciador del Evangelio, de ahora en adelante sea llamado Beato y que sea celebrado cada año en los lugares y según las reglas establecidas por el Derecho, el 11 de mayo. En el nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Dado en Roma, en San Juan de Letrán, el 4 de agosto del Año del Señor 2021, 9° de nuestro pontificado. Papa Francisco”.

Mientras el Maestro de Ceremonias levantaba la Carta Apostólica y la mostraba desde el altar, estallaron los aplausos y repicaron las campanas del templo de San José. Este momento fue coronado con el canto de un triple Amén. Muchos que soñaron con este momento, especialmente ancianos, se emocionaron hasta las lágrimas.

“Fray Mamerto de la Ascensión Esquiú y Medina ha sido incluido en el número de los Beatos. Se devela ahora la imagen oficial para inspirar su veneración y amor al servicio de Dios”, anunciaron los guías de la Misa. Y fue bajando el velo que cubría una imagen gigante del Beato Mamerto Esquiú, instantes que fueron acompañados por un canto de glorificación.

Luego se presentaron las reliquias del flamante beato -una vértebra y una falange- que se veneran en el templo franciscano San Pedro de Alcántara, de la Capital de Catamarca, desde el 4 de octubre de 2018. Fueron entregadas al cardenal Villalba por Emma y sus papás. El Legado Papal las depositó en un pedestal y luego las incensó.

El momento de las ofrendas fue muy especial porque se presentaron ante el altar representantes de comisiones probeatificación de Esquiú que en distintos lugares trabajaron por esta Causa. Finalmente, la familia de Emma acercó las especies de vino y de pan para que sean convertidas en la Sangre y el Cuerpo del Señor.

Sobre el final, Urbanc hizo unas breves reflexiones y exhortó a que sigamos pidiendo a Dios para que pronto sea canonizado el Beato Mamerto Esquiú.

Luego de la bendición final con la que concluyó la Misa de Beatificación se realizó el acto protocolar. En su transcurso, autoridades provinciales y del departamento FME en nombre del pueblo brindaron un reconocimiento al Legado Papal.

Por último, una caravana con la imagen y la reliquia del Beato Mamerto Esquiú se trasladó desde la Plaza San José hasta el kartódromo, para bendecir a quienes desde allí participaron de la celebración.

 

El Legado Papal

Luego de saludar a todo el pueblo, el Legado Papal, Luis Héctor Villalba manifestó con júbilo: “Doy gracias al Señor, porque en nombre del Santo Padre Francisco, cuyo saludo afectuoso y cuya bendición les traigo, tengo la alegría de presidir esta celebración eucarística”.

Al hablar de la alegría que este hecho significa, dijo: “Mamerto Esquiú Beato significa que la Iglesia reconoce en él una figura excepcional, un hombre en el que se dieron cita la gracia de Dios y el alma de Esquiú para alumbrar una vida estupenda hasta alcanzar esa grandeza moral y espiritual que llamamos santidad”.
“Mamerto Esquiú como religioso, como sacerdote, como Obispo es un modelo a imitar. Es un intercesor en favor nuestro. La Iglesia nos dice, al beatificarlo, que lo podemos invocar y a él podemos orar”, cerró.

 

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