Las ideas y las pasiones que se comparten suelen, por lo general, unirá las personas, a los grupos, más allá de las contiendas y los resultados. A veces, incluso, las diferencias tienden a consolidar un vínculo cuando los posicionamientos entre un sector y otro quedan de lado porque impera un objetivo mayor, superador, una nueva meta que obliga a recomenzar la tarea con otra mirada.
Los peronistas supimos siempre de estos procesos democráticos que nos enfrentan y reencuentran en cada elección. Porque los principios básicos de nuestras proclamas–soberanía política, independencia económica y justicia social– fueron durante toda nuestra historia, lo suficientemente unificadores para alentarnos a buscar el consenso. Aún después de una interna.
En este marco, sabemos sin que nos quepa la más mínima duda, que los votos de nuestro sector no se negocian, no se trafican, no se compran, ni se venden porque son del peronismo, del conjunto de voluntades que apostaron a esta alternativa y de cada uno de nuestros dirigentes, como Lucía, Raúl y Gustavo, que nos dieron su respaldo.
Desde nuestro sector, creemos no hace falta que un intendente deba pedir nuestro voto, porque más allá de las diferencias estamos convencidos que pensamos y sentimos dentro del peronismo. Algunos llegamos de una forma, otros de otra, encaramos la gestión de distinta manera, pero el objetivo general es el mismo: el bienestar de la gente. Dentro de nuestro partido podemos mantener las discusiones internas que sin duda nos definen pero, creemos, ahora es tiempo de mirar hacia delante, superar instancias que no nos suman y en cambio, asumir que hoy la unidad debería ser el pan de cada día para quienes comprendemos la responsabilidad histórica que nos toca frente a las demandas sociales y a las urgencias por resolver.
La mayoría de los catamarqueños nos dieron su voto de confianza y por ello, debemos trabajar por un nuevo compromiso, siendo más compañeros que nunca.
El peronismo de Fray Mamerto Esquiú, a pesar de la merma en la afluencia de electores, alcanzó una importante performance en las elecciones primarias de setiembre, logrando retener el 50 % del total entre las dos listas que se presentaron. Y a ese resultado le cabe un sólo análisis: eso pasó porque nadie sobra. Porque todos y todas somos actores imprescindibles de esta construcción colectiva que es el peronismo y que representa a los intereses populares y a los sectores vulnerables. Y porque necesitamos profundizar la búsqueda de nuevos consensos y reinterpretar a quienes no se sienten representados en las alternativas electorales que hemos ofrecido.
«Soy peronista, por conciencia nacional, por procedencia popular, por convicción personal y por apasionada solidaridad y gratitud a mi pueblo», dijo Evita con la conciencia ciudadana a flor de piel, sublevándose ante los «vende patria», los «mercaderes de soberanías» y contra los «apetitos foráneos del capitalismo sin patria y sin bandera». Suficientes razones para justificar esta necesidad de continuar unidos, dejando atrás la interna partidaria, poniendo al lado la hermandad peronista y por delante, siempre, las necesidades y los sueños de nuestra gente.