POR CONTRIBUCIONES IMPAGAS A UNA CAJA COMPLEMENTARIA
El rector Oscar Arellano y el gobernador Raúl Jalil gestionan un auxilio del Ministerio de Educación de la Nación.
Oscar Arellano heredó de su antecesor en el Rectorado de la UNCA, Flavio Fama, una deuda multimillonaria con la Caja Complementaria de Previsión para la Actividad Docente, originada en un juicio por aportes impagos.

Al asumir su primer período como rector en 2007, Fama se encontró con una ejecución judicial de 13,2 millones de pesos, que la Caja Complementaria reclamaba por contribuciones de los docentes de la UNCA que habían dejado de depositarse diez años antes. Como desde entonces ni se pagó, ni se acordó con la demandante, la suma continuó incrementándose y superaría ahora, casi 15 años después, los 200 millones.

Un muerto que la casa de altos estudios no está en condiciones de afrontar, compuesto por unos 40 millones de pesos listos para ejecutarse que se tramitan en el Juzgado Federal de Catamarca y otros 160 millones que se litigan por cuerda aparte, en la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

En este marco, el gobernador Raúl Jalil acompañó a Arellano en una reunión con autoridades del Ministerio de Educación de la Nación para tratar de encontrar una salida que no deje las finanzas universitarias en jaque.
El régimen complementario de jubilaciones y pensiones para la actividad docente fue creado por ley en 1983, con el objeto de otorgar un complemento para mejorar las jubilaciones y pensiones de los docentes. Se financia con un aporte obligatorio de los afiliados, equivalente al 4,5% de sus remuneraciones mensuales.

La UNCA estaba adherida desde el principio, pero el Consejo Superior rescindió el convenio a pedido del sindicato de los docentes en 1998, mientras se desempeñaba como rector Julio Salerno.
Sin embargo, la resolución del Consejo fue impugnada por la Caja, con el argumento de que se había tomado en forma “unilateral”, y la Justicia la declaró nula ese mismo año y dejó el convenio firme.

Para cuando Fama llegó al Rectorado, la deuda lista para ejecutarse estaba conformada por 5,6 millones de pesos por los aportes no depositados durante casi una década; 7,6 millones por intereses y casi 30 mil pesos de una multa y sus intereses, aplicada “por la falta de presentación de la documentación necesaria para efectuar una fiscalización”.

Fama viajó a Buenos Aires apenas asumió para entrevistarse con las autoridades de la institución previsional y llegar a un acuerdo de pago, aunque anticipó que la UNCA analizaría el expediente y haría sus propios cálculos, y que la decisión definitiva sería tomada por el Consejo Superior.

«Hemos pedido en la Caja las actuaciones administrativas para controlar y ponernos a trabajar en todo los que es deuda, cálculo de intereses y punitorios. Tenemos que ver cómo resolvemos esto de la mejor forma posible para la Universidad. Va a ser el Consejo Superior el que tome la decisión definitiva sobre esto. Lo que la gente tiene que quedarse tranquila es que este problema lo vamos a resolver lo más rápidamente posible, porque hay una ejecución en marcha y se siguen devengando intereses y punitorios», explicó Fama.
Tres lustros después, la ejecución continúa pendiente sobre la UNCA, ya por una cifra sideral.

Sin embargo, la Caja nunca pagó el beneficio complementario que supuestamente financiaba con los aportes a ningún docente de la UNCA.

Es decir: se ha conformado y pretende ejecutarse una deuda multimillonaria sobre aportes que nunca fueron retenidos, de los salarios de beneficiarios que nunca fueron beneficiados.
Es llamativo que este elemento no haya sido esgrimido nunca, al menos públicamente, ni por Salerno, ni por Fama, mientras la deuda continuaba su ascenso entre 1998 y la fecha: nada menos que 23 años.

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