ENTREVISTA A UN ESPECIALISTA
La vía de transmisión de coronavirus que mayor evidencia científica reunió durante este año de pandemia es la del aire «que no significa que el virus viaja kilómetros para infectar», sino que respiramos «un humo invisible (aerosoles)» que sale de la persona contagiada cuando estamos cerca o se acumula en lugares cerrados, explicó a Télam el investigador español José Luis Jiménez, uno de los máximos referentes mundiales del tema.
Profesor de la Universidad de Colorado, y uno de los 239 científicos que pidieron a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que reconociera el papel preponderante que juegan los aerosoles en la pandemia, Jiménez repasó en diálogo con Télam algunos conceptos clave para mejorar los cuidados de cara a la segunda ola que enfrenta el país.
– Télam: Existen tres formas reconocidas de contagio: por superficies, por gotas grandes y por aerosoles, ¿Qué evidencia científica se reunió sobre cada una hasta hoy?
– José Luis Jiménez: Sobre las tres formas de contagio, ya lo han dicho los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos) el año pasado y lo reiteraron fuerte esta semana que el contagio a través de superficies es difícil y hay cero casos probados.
En cuanto a las dos que nos quedan, la evidencia abrumadora está en el contagio por el aire, por respirar los aerosoles. Hay muchas pruebas de esto: los casos de supercontagio o la transmisión en larga distancia (por ejemplo en los hoteles de cuarentena como pasó en Nueva Zelanda), el hecho de que las personas sin síntomas (al no toser ni estornudar) simplemente emiten aerosoles y sabemos que contagian, o bien que la transmisión es mucho más alta en lugares cerrados que en espacios abiertos. Todo esto sólo se explica si el contagio se da a través del aire.
También se ha comprobado que animales como los hurones se han infectado, lo que sólo se pudo haber producido a través del aire.
Las pruebas sobre el contagio por gotas balísticas, las gotas grandes, son muy débiles; entonces es escandaloso que a un año de iniciada la pandemia la OMS siga diciendo que ésta es la principal vía de contagio.
– T: ¿Qué significa que el virus está en el aire?
– JLJ: No es una definición fantasmagórica, no significa que el virus va a viajar kilómetros y va a venir a infectar; significa que de las personas infectadas sale como un humo invisible que puede contener el virus con capacidad de infectar; ese humo son los aerosoles respiratorios, son partículas muy pequeñas, invisibles, que se quedan flotando en el aire.
Ahora bien, ¿Cuándo respiras mucho de los aerosoles del otro?. En dos situaciones: cuando estás muy cerca, sobre todo sin mascarilla (barbijo), o cuando compartes el aire en una habitación cerrada, porque el espacio cerrado atrapa el aire que esa persona está exhalando. Son dos situaciones muy comunes y frecuentes.
T: ¿Cómo podemos disminuir el contagio?
– JLJ: El primer punto es entender que todas las personas están exhalando este humo invisible y que nosotros tenemos que tratar de no respirarlo. Las medidas para reducir el riesgo no son tan difíciles, pero no se hacen. Lo primero es hacer todo lo que se pueda al aire libre, con distancia y con mascarillas. Las clases, las reuniones de trabajo, las familiares, todo debería hacerse en esas condiciones.
La mascarilla tiene que estar bien pegada a nuestra cara, sobre todo alrededor de la nariz. Si todo el aire que respiramos pasa por la mascarilla, el virus puede quedar «pegado» a esa tela, mientras que si la llevamos con huecos no cumple bien el rol.
La mascarilla tiene que usarse siempre en interiores o cuando entramos en sitios donde ha habido alguien o vendrá alguien después (así no le dejamos virus).
En exteriores, por ejemplo, en una terraza o en un patio, tengo que usarla si estoy a menos de dos metros de otra persona.
Si estoy en un espacio interior hay que reducir la cantidad de personas lo máximo posible y ventilar, que significa que el aire que está afuera ingrese y salga el aire contaminado.
Para ver si estamos ventilando bien, una posibilidad es medir el dióxido de carbono (CO2) que nos va a indicar cuánto aire exhalado hay.
Si no se puede ventilar hay que filtrar; para eso hay aparatos específicos como los filtros hepa o filtros con ventilador que pueden funcionar bien.
Y debemos evitar dos tipos de cosas: técnicas químicas que usan iones, plasmas, hidroxilos, fotocatálisis, ya que son peligrosas porque pueden producir compuestos tóxicos; y también hay que evitar poner desinfectantes en el aire como ozono, agua oxigenada o dióxido de cloro, todo esto serviría para desinfectar superficies pero no para el aire; es peligroso.
– T: ¿Por qué las personas tienen más incorporado el uso de alcohol en gel que la ventilación?
– JLJ: Creo que es porque al principio de la pandemia se dijo mucho que se transmitía por contacto con superficies infectadas, entonces ver desinfectar las superficies da una sensación de seguridad que hoy sabemos que es falsa.
Ese miedo quedó y ahora cuesta mucho sacarlo; lavarse las manos está bien, todos estamos de acuerdo en esto, pero limpiar obsesivamente las superficies no ha servido para nada. Y esta es responsabilidad, en parte, de la OMS.
– T: Entonces, al aire libre también tengo que usar barbijo.
– JLJ: Depende, si estás en el medio de un monte sin nadie alrededor entonces en principio no hace falta. Pero si estás caminando por una ciudad y la gente te pasa al lado, o estás en un bar o en una terraza con amigos, sí. Uno tendría que imaginarse que el resto está fumando y que, en la medida que uno puede sentir el olor del cigarrillo, entonces puede estar respirando los aerosoles que el otro exhala.
– T: Si no tengo el medidor de CO2, ¿Cómo hago para asegurarme que un espacio está bien ventilado?
– JLJ: Es un tema porque si sientes la correntada, sobre todo en invierno, lo más habitual es que las personas no resistan y cierren todo.
Por eso, con un grupo comenzamos a insistir en la medición del CO2. Teniendo en cuenta que al aire libre la medida es de 400 ppm, lo ideal sería que en el ambiente que estamos no se supere las 700 ppm; la mayoría de las veces cuando mides encuentras más de 1.500 ppm, y en un auto puede llegar hasta 5.000 ppm.
El aparato no es muy caro y en una escuela podrían comprar dos e ir midiendo las aulas periódicamente e ir aprendiendo; por ejemplo, en día sin viento quizás hay que abrir tres ventanas 15 centímetros pero un día con viento con abrirlas 10 centímetros quizás ya es suficiente.