ESCÁNDALO EN LA FUERZA POLICIAL
En su casa de Santa Rosa (Valle Viejo) había alrededor de 20 personas consumiendo bebidas alcohólicas.
Mientras la mayoría los efectivos de la Policía de la Provincia no dan abasto para hacer cumplir medidas preventivas para combatir el coronavirus, otros pocos se dedican a desobedecerlas.
El fin de semana desarticularon más de cincuenta fiestas clandestinas pero, para sorpresa de los mismos colegas, una de las reuniones privadas fue organizada por un sargento de policía identificado como Ariel Pacheco Rojas, quien además en abril de 2020 protagonizó un violento episodio en el que fue arrestado por agredir a su propio hijo e insultar a una oficial superior.
El violento suboficial de la fuerza, que además había sido sumariado en por este hecho (el fiscal Ezequiel Walter lo caratuló como contravención y no como un delito), fue beneficiado por la Justicia y un mes más tarde volvió a sus funciones en la comisaría Séptima.
Aparentemente, en este contexto, mientras gozaba de una licencia laboral -casi como inmune al virus y a las reglas- fue sorprendido por efectivos de la comisaría luego de haber organizado una fiesta privada en su domicilio de avenida Felipe Varela 988, en la localidad de Santa Rosa (Valle Viejo).
Allí, según informaron fuentes policiales, había alrededor de 20 personas, entre ellas Walter Frías, el vocalista de Los Sacheros, quien en diciembre de 2020 fue arrestado y denunciado por violencia de género en contra de su pareja.
Vale destacar que en ambos procedimientos en los que fue arrestado Pacheco Rojas coinciden dos situaciones similares. Una sucedió en su domicilio y la segunda es que estaba aparentemente bajo los efectos de las bebidas alcohólicas.
Además, en ambos casos habría intentado agredir a oficiales superiores de la fuerza, lo cual es considerado una falta grave, causal de exoneración según el reglamento de la fuerza.
Según la información a la que pudo acceder este diario, el intocable sargento de policía ahora sumó otras ocho denuncias en la Unidad Judicial N° 10 por parte de sus propios colegas, entre ellas la de un comisario de apellido Romero, quien estaba a cargo del operativo y a quien habría insultado e intentado agredir físicamente.
Para poder reducir al ofuscado policía fue necesaria la presencia de efectivos de las fuerzas especiales, agregaron las fuentes.
Fuente: El Esquiú.com