El equipo de Thomas Tuchel ganó 1-0 con gol de Kai Havertz en un encuentro donde sacó rédito de su juego directo y desnaturalizó al elenco de Pep Guardiola. El Kun Agüero jugó los minutos finales. Fue una gran batalla entre dos de los mejores clubes ingleses de la actualidad en el Estádio do Dragão, donde Chelsea se impuso por 1-0 al Manchester City y se consagró campeón de UEFA Champions League. En un enfrentamiento repleto de matices tácticos por el duelo entre Pep Guardiola y Thomas Tuchel, los Blues ganaron con un gol de Kai Havertz y alzaron la Orejona a nueve años de su última conquista en este prestigioso certamen. Guardiola sorprendió con su formación y su plan estratégico para este gran compromiso. No por el esquema porque salió con su tradicional 4-3-3 con ’Falso 9′. Pero sí con la inclusión de varios jugadores de tinte ofensivo como Gündogan, Bernardo, Foden, Mahrez, De Bruyne y Sterling, todos de arranque. Esto puso a Phil Foden a jugar lejos del tercio final, en zonas congestionadas, algo provechoso para un Tuchel que alineó ese clásico 5-2-3 dinámico con el que dio solidez a los Blues desde que tomó el cargo en enero. Después de sufrir un contratiempo, el equipo de Tuchel abrió el marcador. El DT alemán tuvo que sacar a Thiago Silva por lesión (en su lugar entró Christensen) e inmediatamente después su equipo logró anotar el 1-0. En el minuto 41, tras un gran pase Mason Mount entre la defensa abierta rival, Kai Havertz eludió a Ederson en la puerta del área y anotó con el arco vacío. Un tanto vital con el que los Blues capitalizaron su buen desempeño y se marcharon en ventaja al descanso. De cara al segundo tiempo no hubo modificaciones en ninguno de los dos equipos. Ni Guardiola ni Tuchel han tocado sus piezas. Aunque los Citizens tuvieron que salir más incisivos para intentar igualar el marcador, el cuadro londinense se mostró muy fuerte atrás, apenas concedió espacios. Para colmo, Kevin De Bruyne abandonó el campo de juego en el minuto 59 –ingresó Gabriel Jesús en su lugar– tras recibir un golpe muy fuerte de Rüdiger. Pese a que el City aplicó a partir de ahí una presión asfixiante y gestionó mucho mejor la posesión en sus ataque, el Chelsea prácticamente no mostró fisuras. La línea defensiva de cinco hombre repeló todos los avances y N’Golo Kante hizo un despliegue fenomenal para recuperar balones en el mediocampo. Los Blues desnaturalizaron a su rival e incluso pudieron ampliar la ventaja en un contraataque que definió Christian Pulisic, pero su tiro se fue ancho. Ante este panorama, Pep Guardiola le dio ingreso a Kun Agüero (reemplazó a Sterling) para jugar poco más de 10 minutos de partido e intentar consumar el milagro. Empujó con mucho amor propio pero su rival no perdió la compostura, no tuvo puntos débiles y no se vio superado en absoluto. Chelsea se aprovechó de un Manchester City que falló en el plan estratégico inicial y, a puro esfuerzo y disciplina, sostuvo la mínima diferencia que obtuvo al principio para consumar la consagración después de nueve años de su último título continental.

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