LA PANDEMIA
Brasil, gobernado por el negacionista Jair Bolsonaro, es uno de los países más afectados por pandemia del coronavirus: el tercero en número de casos y el segundo respecto a la cantidad de fallecidos. Sin embargo, la Conmebol hizo oídos sordos 2021 a esta situación y anunció que la Copa América 2021 se jugará finalmente en territorio brasileño, tras la suspensión del torneo en Argentina.
La gestión que Bolsonaro lleva adelante para contener la pandemia es tan desastrosa que está siendo investigada por una comisión del Senado. Este sábado, cuando Brasil alcanzó los 16,4 millones de casos y las 461.000 muertes por covid-19, según la base de datos en línea de la universidad estadounidense Johns Hopkins, decenas de miles de personas salieron a las calles de las principales ciudades a protestar por la inoperancia del mandatario.
“Bolsonaro genocida” y “Vete, Bolsovirus” gritaron los alrededor de 10.000 manifestantes en Río de Janeiro, mientras en esa y otras ciudades, como San Pablo, Brasilia, Belo Horizonte y Salvador, calificaron al presidente de “psicópata” y “asesino”.
En las últimas 24 horas, Brasil registró 43.520 contagios y 874 fallecimientos. La semana pasada, fue el propio ministro de Salud de Brasil, Marcelo Queiroga, quien admitió la posibilidad de que el país se encuentre en las puertas de una tercera ola. Cabe recordar que tras el surgimiento de la variante de Manaos y de otras cepas, Brasil sufrió un colapso sanitario que en algunas ciudades llegó a dejar sin oxígeno a los pacientes y a volver cotidianas las imágenes de los cementerios desbordados.
Sin embargo, a pesar de las alertas de los especialistas, algunas regiones del país –como Río de Janeiro, donde desde este fin de semana se permite que las «rodas de samba», uno de sus encuentros musicales más tradicionales, tengan público– continúan flexibilizando las medidas de distanciamiento, necesarias para evitar la propagación del virus, ante la presión de grupos de interés y, fundamentalmente, del presidente Jair Bolsonaro.
Desde el comienzo de la pandemia, el mandatario ultraderechista ha hecho gala de su negacionismo frente al virus, al que calificó como una «gripeciña». También es recordado en el país por insistir en su recomendación del uso de hidroxicloroquina y demorar la campaña de inmunización. Hace dos semanas, llegó incluso a calificar de «idiotas» a los ciudadanos que respetan el distanciamiento social y las cuarentenas para evitar los contagios.
La vacunación, si bien viene avanzando en los últimos meses, aún debe intensificarse para abarcar a los 210 millones de habitantes con los que cuenta Brasil. Hasta la fecha, se han administrado más de 67 millones de dosis y unas 22 millones de personas ya completaron las dos fases de vacunación.